19 ene 2008

thinking


En una noche serena pero complicada en la que la ciudad está más calma que de costumbre, pero de repente una fuerte briza empieza a alborotar a los arboles y las nubes empiezan a impacientarse, se despierta la tormenta y mi cabeza comienza a funcionar. Medita sobre las tantas cosas que deambulan mi realidad. Caminos tomados, determinaciones que a veces uno las toma sin medir las consecuencias. Cosas de las que uno no se arrepiente, sino que toma lo bueno y aprende en cada experiencia, cada sentimiento, cada momento vivido individualmente, y a su vez como un todo.
Quien es el que pone los limites entre lo correcto y lo incorrecto? el bien y el mal? alguien nos jusgará al final del día? Como saber con que reglas se debe calcular la bondad y la perversidad de una situación o una persona? Alguien nos juzgará al final del día? Es malo no sentir remordimiento, o quizás el hecho de no arrepentirse implica que no estás andas en nada malo.

La verdad es que no se si otros se habrán planteado estas inquietudes, pero son todos culpables aquellos

No se si los grandes pensadores de la antiguedad desifraron estas cosas, o si incluso son ellos los culpables de los limites que hoy en día nos encasillan a todos dentro del montón. Pero si nos estamos basando en lo que ellos pesaron hace millones de días atras, pues creo que no podemos arrastras su epoca a la nuestra y por ende tampoco sus limites y reglamentos.
Hablo, por supuesto de los limites y reglamentos en los sentimientos, la espiritualidad, el alma. Limites que como conocen se me ven difusos a la hora de amar a alguien. En fin, mientras no sienta que lo que hago es incorrecto no podre tener el remordimiento para tomar las medidas que enderezen lo que está torcido. Y mientras eso no pase, seguiré viviendo como lo hago.
Quizá la lluvia y probablemente la luna, me hagan hablar, hablar y hablar buscando sentido en algo que probablemente no lo tiene.